A raíz del escándalo desatado entorno a la figura del archiconocido fotógrafo Steve McCurry, se reabre el debate sobre qué es fotografía, qué es fotomontaje, dónde está el límite, quién lo decide, etc...
En mi caso, prácticamente recién comenzado en el mundo de la fotografía, he pasado ya por varios escalones de los que trata el Maestro José Benito Ruiz en su último y fascinante libro. Resumiendo este proceso fotográfico, que debe ser común, se atraviesa una fase en la que queremos conseguir un dominio de Photoshop que nos permita hacer fotos como las que vemos por las Redes.
Yo lo hice. Compré un par de libros, e hice tres cursos con fotógrafos muy punteros en nuestro país y con una gran trayectoria internacional (que va a más), a los que respeto y admiro, tanto como personas como en su ámbito profesional. Pues bien, esos cursos, desde el fondo de mi ser, lejos de acercarme a las mieles de Photoshop, me alejaron. Y puede que definitivamente. No tengo tiempo, ni paciencia ni el don de hacer tantas cosas y tan espectaculares* como las que ellos realizan en cada fotografía.
* Nota: cuando digo espectaculares, me refiero a las cosas que se pueden hacer con un programa de ordenador; no al resultado obtenido, aunque en cierto modo también lo son.
Con esto no quiero decir que no respete estos procedimientos. Los respeto, pero simplemente no los comparto. En mi corta evolución como "fotógrafo", los concursos de fotografía me han provocado un ansia de crecer, mejorar e innovar para producir fotos que algún día me lleven a un "éxito" fotográfico prestigioso. Esto ha supuesto varios cambios en mis fotografías:
- Dominio de la cámara que antes no tenía. Y no me refiero a cambiar el tiempo de exposición y el ISO, sino a hacer experimentos que antes no consideraba como la clave alta, foto de fauna en movimiento, uso de vaselina, incluso doble exposición en cámara.
- No conformarme con cualquier cosa. Si al llegar a casa veo que una foto no es como yo esperaba, la elimino. No hago ni el intento de "salvarla" con los programas informáticos. Me he vuelto más exigente.
- Previsualizar la fotografía que quiero hacer. Eso es harto difícil, ya que las condiciones (meteorológicas, ambientales, personales...) casi nunca te permiten obtener lo que deseas pero el hecho de buscar un resultado concreto hace que, si no te llevas la foto, al menos te lleves la experiencia. Pongo un ejemplo: llevo varios meses intentando obtener una serie fotográfica de flamencos en su hábitat natural, pero de manera algo más artística. Fotos de flamencos hay millones mejores que las que yo pueda hacer (más bonitas, más nítidas, más cerca...), por eso intento buscar algo distinto a lo que he visto. Algo diferente, pero que me llene.
- Diferentes niveles de admiración: veo fotos publicadas en revistas o webs de prestigio, y la mayoría de ellas me despiertan una admiración muy pasajera, efímera... y cada vez más. Suelen ser fotos muy llamativas de lugares increíbles, pero no causan en mí un deseo de interpretarla y desmenuzarla. Sin embargo, eso sí ocurre cada vez que veo una galería ganadora de algún concurso de naturaleza donde sabemos que no hay trampa ni cartón. La fotografía es esa y ahí no cabe photoshop que valga (salvo lo más básico). Ahí es cuando mi mente comienza a analizar: cómo pudo obtenerse, a qué hora sería, qué exposición usó, tendría flash o no.. y sé que eso es lo que voy buscando y va completando mi aprendizaje.
Es curioso, por otro lado, que los pocos reconocimientos que hasta ahora he obtenido a nivel de concursos o publicaciones han sido en aquellos que se permite todo tipo de retoque fotográfico, lo cual me hace pensar dos cosas: 1) Los mejores fotógrafos no suelen participar en ese tipo de concursos, con lo cual es más fácil rascar algo; y 2) que debe tener algún mérito que mis fotografías (que no tienen más allá de los ajustes básicos de contraste, nitidez y saturación) consigan algún buen resultado ante tanta "espectacular" competencia. Es como ver el vaso medio lleno o medio vacío.
Para concluir, y retomando a McCurry, parece que el universo fotográfico se haya dividido en los "puristas" y "retoquistas", y no creo que deba ser así. Existen muchos tonos de gris y lo que cada uno debe hacer es ser feliz con lo que hace y buscarse metas para seguir mejorando, sea con el método que cada uno crea oportuno. Aunque eso sí, teniendo una cierta ética fotográfica y un mayor respeto por el que no piensa como tú.