Desde hace un tiempo, cada vez que tengo un rato libre, mi mente se dirige hacia la fotografía. Ya sea ordenar las carpetas que tengo sin editar desde hace meses (o años), ver fotografías de otros compañeros, leer artículos que me puedan interesar... o disfrutar de un buen Time-Lapse.
No sabría decir cuándo vi mi primer timelapse, pero cuantos más veo, más impactante me resulta esta técnica. Los hay de muchos tipos y lugares, pero algunos de la zona de Ibiza, otro de Navarra, los impresionantes timelapses de Islandia.... todos ellos me cautivaron por dentro.
Allá por el mes de Abril de 2015 vi un documental en TV sobre un deportista con una minusvalía importante. Me pareció fantástico. Un sinfín de "moralejas" te asediaban el cerebro. Y aquel vídeo terminaba con una canción que había escuchado mucho tiempo atrás, una canción emocionante por sí misma y por el contexto de aquel documental. Como esa chispa que surge al juntar dos cables, mi mente juntó aquella melodía llamada "To Build a Home" con la idea de hacer un timelapse de mi querida tierra.
Una vez que decidí que podía intentarlo, venían los problemas: ¿qué necesito?, ¿cómo se hace un timelapse?, ¿será suficiente con mi equipo?, ¿cuánto tiempo hará falta?, ¿quedará bien?. Lo que tenía absolutamente claro es que quería que se pareciera a los que vi y admiré, así que, si lo hacía, tenía que estar bien hecho. Gracias a Internet te das cuenta de que hay posibilidades infinitas para hacer cualquier cosa que uno se proponga. Así que di con una serie de videos donde hablaban de cómo tomar las secuencias de fotografías para luego hacerlas vídeo. Nada menos que unas 300 fotografías en cada sesión, para que luego (con suerte) te queden 10-12 segundos de vídeo.... Pufff, excesivo trabajo. Por mi trabajo, me es imposible fotografiar entre semana y los compromisos familiares me limitan a la hora de salir el fin de semana. Intenté hacerlo al menos una vez en semana, aunque no siempre fue posible. Esas primeras salidas las hice sin mucha esperanza con respecto al resultado y vi que estaban mejor de lo que esperaba. Pensé en las localizaciones que eran "obligatorias" del paisaje almeriense y en otras que podían tener su encanto, así que hice el planning para obtener unas 10.000 fotos que compondrían los 6:15 minutos de vídeo.
Amigos y conocidos me recomendaban lugares y rincones bellos algo más desconocidos donde grabar mis secuencias y así fui completando mi disco duro hasta tener material sustancioso. Pero ahora venía lo peor: la edición. Cuando me refiero a edición, no me refiero a pasar las fotos por photoshop y modificar su aspecto (porque es imposible hacerlo para 300 fotografías de cada sesión). Me refiero al hecho de pasarlas de la tarjeta sd al disco duro y de ahí al ordenador; y posteriormente juntarlas en un programa para ver cómo quedarían esos 10-15 segundos en formato vídeo. La decepción es terrible cuando ves que, aun dejando la cámara en las mismas condiciones foto tras foto, la luminosidad tiene pequeñas variaciones, que cuando lo ves en una secuencia de varios segundos, hace hasta daño a la vista y queda horrible. Es lo que los técnicos llaman "Flickr", algo así como "titileo" en español. Afortunadamente, está todo inventado y existe un programa llamado "LRTimelapse", que es una versión del Lightroom adaptada a los Timelapses. Como todo nuevo programa, se hace complicado, éste aún más porque no existe (hasta la fecha) un tutorial en español que te enseñe bien a usarlo. Afortunadamente, suelo ordenar mis fotografías en Lightroom y estoy acostumbrado a su funcionamiento, así que fue relativamente sencillo la adaptación a ambos.
Cuando tienes muuuuchas secuencias de 10-15 seg, llega el momento de montarlas en un programa de edición de vídeo. Al parecer, hay varias opciones (seguro que todas válidas), aunque a mi, la que me pareció más sencilla fue el Adobe Premiere. Pones tu canción en el editor... y vas acoplando tus secuencias al ritmo de la música. Es sencillo y bonito, pero un buen trabajo ahí marca la diferencia entre un buen timelapse y uno espectacular.
Conclusión: es un reto ilusionante, pero duro y difícil. Al que quiera comenzar a intentarlo, que sepa que la paciencia será la clave. Habrá cientos (o miles) de fotografías que finalmente no aparecerán en el video, así que se vuelve duro ver cómo tu tiempo, tu trabajo y los clics del obturador se tiran a la papelera... pero es así... al menos en mi caso. Eso sí, si al final el resultado que obtienes es de tu gusto, sabe doblemente mejor. Y si encima la gente que lo ve por las redes sociales te felicita por ello, el trabajo habrá merecido la pena.